A artista iraniana, Marjane Satrapi está lançando na Europa a segunda adaptação de um comic book seu para cinema. O livro "Frango com Ameixa" já lançado no Brasil pela Companhia das Letras será adaptado para o cinema. Desta vez a artista vai usar imagens reais, com atores e não animação, como em seu primeiro projeto: "Persépolis", que chegou a concorrer ao Oscar de melhor animação e ganhou o Prêmio do Juri em Cannes e dois prêmios Cesars. O novo filme de Marjane tem com atores os renomados: Isabella Rossellini, Mathieu Amalric, Maria de Medeiros, Chiara Mastroiani e Golshifteh Farahani.
O filme conta a história de um tio de Marjane - Nasser Ali - artista célebre no Irã e um virtuose na arte de tocar um antigo instrumento de cordas da tradição persa. Durante uma briga, sua esposa quebra o instrumento e Nasser sai em busca de um novo que consiga o som tão perfeito que ele conseguia obter do antigo instrumento. Em sua busca ele vai revisitando sua própria vida e suas escolhas... Ao final, como se ele proprio tivesse sido partido e não o instrumento, Nasser decide morrer.
A fita está sendo recebida de forma muito positiva na Europa... é esperar para conferir
Reproduzo abaixo a entrevista que a artista concedeu ao site espanhol Público. Na entrevista Marjane Satrapi fala sobre a experiência de produzir seu novo livro e sobre sua relação com seu país que não visita há 12 anos com receio de retaliações políticas e religiosas.
Quando deixamos de Experimentar Prazer, estamos mortos
Tras el éxito de Persépolis, adaptación cinematográfica del volumen donde relataba su juventud en Irán, Marjane Satrapi regresa con Pollo con ciruelas, otro proyecto inspirado en uno de sus cómics. Pero Satrapi apuesta esta vez por dejar atrás la animación y se adentra en la acción real de la mano de un reparto de lujo. Lo encabeza el francés Mathieu Amalric en el papel de un desconsolado músico iraní de los cincuenta que ha perdido el apetito por la vida. Encadenando cigarrillos en su atelier parisino, Satrapi conversó con Público sobre la película a pocos días de su presentación en la Mostra de Venecia, donde a partir del miércoles competirá por el León de Oro contra directores del prestigio de Roman Polanski y David Cronenberg.
¿Por qué cree que Irán ocupa un lugar tan destacado en su obra?
Porque echo mucho de menos a mi país. Hace 12 años que no puedo volver, porque me arriesgo a que me pasen ciertas cosas. Irán es un poco como el sonido del violín roto en Pollo con ciruelas.
Tras el éxito de Persépolis, adaptación cinematográfica del volumen donde relataba su juventud en Irán, Marjane Satrapi regresa con Pollo con ciruelas, otro proyecto inspirado en uno de sus cómics. Pero Satrapi apuesta esta vez por dejar atrás la animación y se adentra en la acción real de la mano de un reparto de lujo. Lo encabeza el francés Mathieu Amalric en el papel de un desconsolado músico iraní de los cincuenta que ha perdido el apetito por la vida. Encadenando cigarrillos en su atelier parisino, Satrapi conversó con Público sobre la película a pocos días de su presentación en la Mostra de Venecia, donde a partir del miércoles competirá por el León de Oro contra directores del prestigio de Roman Polanski y David Cronenberg.
Contra todo pronóstico, ha cambiado la animación por la acción real. ¿Quería alejarse de terrenos conocidos?
Después
de un fenómeno como Persépolis, todo el mundo quiere que hagas
Persépolis 2. Pero yo soy artista para no tener que hacer siempre lo
mismo. Si no, me habría hecho funcionaria de la Administración. Quiero
preservar la libertad de hacer lo que me venga en gana y poder utilizar
los desafíos como motor creativo. En este caso, el gran reto consistía
en usar un lenguaje que no dominábamos. Pero aprendimos rápido, porque
no somos tontos del todo...
¿No siente la presión de repetir el éxito internacional que supuso su debut?
No
siento ninguna presión, porque me dan igual el éxito y el fracaso. Los
elogios me pueden satisfacer durante un rato, igual que las críticas me
producen cierta amargura, pero en el fondo todo eso importa demasiado.
No trabajo con una perspectiva de inmediatez. Hago las cosas para la
posteridad, para dejar un testimonio. Puede parecer un poco narcisista,
pero todos los artistas somos egocéntricos enfermizos.
Precisamente, la película define la condición de artista como un don extraordinario, pero también una especie de maldición.
La
gran mayoría de artistas somos ultrasensibles, lo que tiene cosas
buenas y malas. Y hay casos aún peores, como el mío, donde todo eso se
acentúa todavía más. Antes de ser artista, yo ya era una persona
bastante excesiva. Es algo que empieza por mi físico y que influye en mi
manera de sentir la alegría y el dolor, siempre en términos muy
exagerados. Siempre he sido como una viuda siciliana. Sé que es muy
pesado para los demás, aunque también lo es para mí misma.
¿Por qué ha cambiado el blanco y negro del cómic por la explosión de magia y colores de la película?
El
realismo ya lo vivo todos los días. Me gusta que el cine permita soñar a
través de la creación de mundos que no existen. Una de mis películas
favoritas sigue siendo El mago de Oz. He querido hacer un melodrama al
estilo de Douglas Sirk, pero con puntos de modernidad e irreverencia. Y
con un discurso de fondo bastante nihilista, con personajes antipáticos,
sin posibilidad de redención y con la muerte como único destino común.
También he evitado los moralejas, porque las odio. En la vida, todo
depende de las circunstancias.
¿Simboliza el personaje de Irâne, amor de juventud perdido, a su propio país, del que tuvo que exiliarse tras la revolución?
No
es casualidad que haya elegido ese nombre. Mi país se encuentra en todo
lo que hago. Al mismo tiempo, no me considero nacionalista. El
nacionalismo es el peor error en el que podemos caer. Sentirse orgulloso
de sus orígenes me parece ridículo. No podemos sentirnos orgullosos de
algo de lo que no somos responsables. Yo creo en una identidad humana
común, sin razas ni jerarquías. Por eso he elegido a actores franceses,
italianos, portugueses y marroquíes [como Chiara Mastroianni, Maria de
Medeiros, Isabella Rossellini o Jamel Debouzze] y les he pedido que
interpreten a iraníes de los años cincuenta. Era un mensaje que me
apetecía transmitir. Quiero hacer un cine sin fronteras.¿Por qué cree que Irán ocupa un lugar tan destacado en su obra?
Porque echo mucho de menos a mi país. Hace 12 años que no puedo volver, porque me arriesgo a que me pasen ciertas cosas. Irán es un poco como el sonido del violín roto en Pollo con ciruelas.
¿Como un recuerdo idealizado que nunca podrá volver a encontrar?
Sí.
Es como la historia de Adán y Eva. Basta que les digan que está
prohibido comer del árbol de la ciencia para que le peguen un mordisco a
la manzana. A mí me sucede lo mismo. Puedo viajar donde me dé la gana,
excepto a Irán. Es lógico que la idea del regreso a Irán cobre
dimensiones desproporcionadas en mi cabeza. No soy propietaria de mi
pasado, así que me veo obligada a volver hacia él a través de mi
trabajo. Además, creo que tendría tendencia a regresar hacia el pasado
incluso sin el exilio. Soy de esas personas convencidas de que cualquier
tiempo pasado fue mejor.
¿Se considera reaccionaria?Sí, muy reaccionaria. Todo eso de internet y los móviles por todas partes no me gusta nada.
¿Qué le podría ocurrir si algún día decide volver a Irán?
No
tengo la menor idea, es el problema. Si por lo menos me dijeran
claramente que me meterán en la cárcel un par de años, me azotarán un
poco con el látigo y luego me dejarán libre, podría decidir si vale la
pena o no correr el riesgo. Me diría: "Venga, mujer, tampoco hay para
tanto. Te pegarán un poquito y luego se habrá acabado todo para
siempre". Pero no se trata de un sistema basado en la ley y el derecho,
así que no sé lo que podría suceder. En cualquier caso, existen razones
para pensar que no me recibirán con la alfombra roja. El cómic no les
importó demasiado, pero desde el estreno de la película he recibido
muchas amenazas y acusaciones absurdas. Por ejemplo, pagaron al Festival
de Bangkok para que no proyectaran Persépolis. Luego intentaron
prohibir la película en el Líbano, vetaron su estreno en Turquía,
impidieron que nos premiaran en Abu Dhabi. ¿Que quién se encuentra
detrás? Pues el Gobierno de Ahmadineyad, no hay duda. Ejerce su presión
siempre que puede.
¿Se dirige la película a un público mas amplio que el del cómic?
No
funciono con esos criterios, pero sí que me interesa hacer un arte
popular. Por eso empecé haciendo cómics y no pintura, y por eso ahora
hago un cine que tiene vocación popular. Nunca trabajaré para un público
de entendidos. Calidad y accesibilidad no tendrían que ser
incompatibles. Me opongo a esos productos tan condescendientes para el
gran público, todas esas comedias con bromas pésimas y esos programas de
televisión tan asquerosos. Me dan mucha pena.
"El humo es el alimento del alma", dice en ‘Pollo con ciruelas'. ¿Por qué se fuma tanto en su película?
Vivimos
una especie de antisemitismo de los fumadores, un ataque permanente a
la libertad individual. Me parece muy mal que el Estado decida qué
tenemos derecho a hacer con nuestros pulmones. Resulta de una gran
hipocresía, como si aire que respiramos o lo que comemos fuera sano. Y
como si no fuéramos a morirnos igualmente. ¿Para qué nos va a servir
tomar zumos de verdura asquerosos y comer cosas al vapor? ¿Para que los
gusanos disfruten de una carne de excelente calidad en nuestro sepulcro?
Yo prefiero que, el día que me muera, mi cadáver esté tan podrido que
ningún bicho se me acerque. Me gustaría que en mi funeral digan cosas
como "Pobre, se marchó tan joven" y no "Joder con la vieja, ya era
hora". En serio, hoy asistimos a una negación del placer. Y, cuando
dejamos de experimentar el placer, estamos muertos. Es lo que he querido
contar en la película.
Nenhum comentário:
Postar um comentário