Joe Sacco (Malta, 1960) se a convertido en la punta de lanza de ese subgénero dentro del cómic actual para adultos que se puede denominar periodístico. Periodístico no sólo porque trate temas de actualidad, sino porque parte de una investigación de campo, porque contrasta sus fuentes, porque ofrece un comentario siempre comedido y ajustado a los hechos y porque, a pesar de su presencia constante, el autor trata de no interferir entre la historia y el lector. Y en todos estos aspectos, Sacco hace un trabajo magnífico. Tras tres meses de trabajo sobre el terreno entrevistando a los protagonistas de los hechos y más de cuatro años de soledad reflexiva frente al tablero de dibujo, Sacco entrega al público una nueva obra maestra.
En Notas al pie de Gaza, Sacco retoma algunos de los temas que ya describió en Palestina hace casi dos décadas, pero en lugar de centrarse en la situación actual en los territorios palestinos ocupados y los campos de refugiados, echa la vista atrás para desentrañar los hechos oscuros que concluyeron con la matanza de cientos de palestinos civiles a manos de soldados israelíes en noviembre de 1956 en las ciudades de Khan Younis y Rafah. Sacco no es imparcial y no pretende serlo. Habiendo leído Palestina es obvio que sus simpatías están con el pueblo palestino y es su punto de vista y su historia la que el dibujante maltés quiere ofrecer al público. Con la realización de este libro, Sacco pretende por una parte, arrojar luz sobre lo que puede ser haber sido una gran mentira histórica promovida por los israelíes –que la mantaza se produjo ante la resistencia de los palestinos- y al mismo tiempo le interesa excavar hasta dar con las raíces del odio entre los dos pueblos. Esta clave de lectura ya la apunta el propio Sacco en el prólogo cuando reproduce las palabras de un testigo presencial que en 1956 tenía 9 años: “Sembraron el odio en nuestros corazones.” También en el prólogo se hace hincapié en el que será otro de los corolarios a los que llega el lector tras la lectura del libro: “los hechos son contínuos.” Los jóvenes palestinos no entienden la obsesión de Sacco con 1956 cuando hoy mismo sus casas están siendo derrumbadas, sus hay tiroteos diarios, cuando sufren constantes humillaciones. Sin embargo, en muchos aspectos, 1956 no es tan diferente de 2010. La lucha entre los dos pueblos continúa, la balanza sigue estando del mismo lado, la comunidad internacional sigue haciendo la vista gorda, el dolor de ayer se hace indistinguible del dolor de hoy. 1956 es hoy.
Gran parte de la fuerza de los libros de Sacco, y Notas al pie de Gaza es un ejemplo perfecto en este sentido, es su capacidad para individualizar y humanizar a los personajes –estas notas al pie, al fin desarrolladas- al tiempo que mantiene una actitud aséptica en sus textos de apoyo, transmitiendo al lector lo que podríamos llamar una “verosimilitud dramática”. Esta personalización se obtiene mediante pequeños detalles de su entorno y comportamiento –denotando el buen ojo periodístico del autor- y mediante detallados retratos. Los dibujos de Sacco tienen la capacidad de transportarnos al lugar de los hechos, y mientras sus escenarios extremadamente fieles a la realidad mantienen las perspectivas, las proporciones y son unívocos, los personajes a menudo –aunque menos que en Palestina, por ejemplo- se dibujan en perspectivas forzadas y deformantes que nos recuerdan que en esencia son una interpretación del autor. Este es otro de los temas importantes del libro, la recreación del autor de la historia, que constantemente es cuestionada, poniendo en entredicho tanto sus propias conclusiones como los recuerdos de muchos de los testigos presenciales entrevistados. Su memoria es en ocasiones un puro ejercicio de reconstrucción de la realidad de segunda mano o incluso una remodelación (de)formada a lo largo cinco décadas de sufrimiento. En cualquier caso, a pesar de todas estas consideraciones sobre la fiabilidad del relato que está construyendo, de sus propias motivaciones y de su papel como periodista extranjero, Sacco logra de nuevo componer una narración tan absorbente e informativa como emocionante, conmovedora y humana. Los abundantes textos y el detalle en el dibujo invitan a la lectura sosegada y ayudan a rumiar las ideas que se van apuntando, al tiempo que su claridad expositiva y capacidad de síntesis hacen la lectura fluida y apasionante. Dos de los sentimientos más presentes en el libro, el miedo y la resignación, vienen en gran medida transmitidos por el propio dibujo, que en más de una ocasión remite a los condenados al Infierno en los grabados de Gustavo Doré para La Divina Comedia de Dante. Notas al pie de Gaza es un cómic que no solo se precibe a nivel intelectual, sino que se siente.
Muchos reseñistas ajenos al mundo del cómic han considerado Notas al pie de Gaza como un “libro ilustrado”, tal vez porque no conciben que esta densidad, esta seriedad ensayística pueda darse en un cómic, cuando precisamente su enorme impacto viene dado por el medio que soporta el relato. Cuenta Sacco que, cuando estaba realizando su investigación en Gaza y se topaba con posibles testigos de los hechos, a menudo su guía les mostraba una copia de Palestina. “Cuando abrían el libro veían lo que estaban viviendo. Si hubiera sido prosa, no habrían sabido lo que yo hacía. Gracias a que era un cómic, lo entendían al momento.” Aunque en realidad, el mayor mérito de Sacco es que nosotros lo entendamos.
(do site espanhol Entrecomics)
massa!
ResponderExcluirisso muito me interessa.
procurarei.